Foto: British Cycling |
No deja de ser curioso que un túnel valorado en un millón
de libras fuese adquirido por una libra por British Cycling. Chris
Boardman fue el promotor de este túnel: para él se trataba de una prioridad
absoluta en términos de entrenamiento y consideraba que por muy caro que fuese,
se amortizaría en cinco años. Por fin lo consiguió, como parte del Boardman
Performance Centre de Halfords, que se inauguró en mayo de 2018, aunque en
menos de dos años el centro cerró por una planificación estratégica de
Halsford. Unos meses después lo donaba a la federación británica, que, después
de trasladarlo a la sede del Instituto de Salud y Rendimiento de Manchester, a
apenas un cuarto de hora andando de la sede de la entidad, lo inauguraba el pasado mes de octubre.
Foto: British Cycling |
Y cuando me refería a que de cara a los Juegos Olímpicos
quizá no se haya optimizado el trabajo, no es por los dieciocho meses que
quedan hasta la cita, sino por los apenas seis que faltan hasta agosto, la
fecha límite para todas las federaciones para entregar todo el material que
se utilizará en París.
En todo caso, el túnel ayuda, pero no hace milagros, y lo que es más importante, por muy aerodinámica que sea una posición, si no mantiene la manejabilidad de la bicicleta y no se transmite adecuadamente la potencia al pedaleo, será un esfuerzo inútil, aunque está claro que se trabaja de forma conjunta en ambos aspectos, con la ventaja de poder ‘entrenar’ en el túnel por la mañana y en el velódromo por la tarde.
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