Tras un agitado y tumultuoso final de ciclo olímpico de Tokio, con la polémica de la exclusión de dos de sus principales bazas como Jessica y Yareli Salazar, y la sanción a la Federación por parte de la UCI por las irregularidades cometidas por su presidente, Edgardo Hernández, México comienza a recuperar el pulso ciclista, aunque bajo la tutela directa de CONADE, y afronta las pruebas de clasificación para los Juegos Olímpicos de París con pleno optimismo, aunque quizá algo desmesurado.
El trío femenino en Yakarta. Foto: CONADE |
El ‘problema’ de tener que elegir entre tres velocistas
para Tokio, y que originó el incomprensible descarte de Jessica Salazar, es
ahora una ventaja, ya que con la recordwomen de los 500 metros, junto a las
olímpicas Yuli Verdugo y Luz Daniela Gaxiola tienen un trío de plenas
garantías: quedaron séptimas en Yakarta y tienen la ventaja de ser la mejor
nación americana -con permiso de una Canadá que no termina de cuajar-, lo
que les podría dar una importante ventaja de puntos, en especial con el duelo
presumible que mantendrán con naciones europeas como Francia o Polonia para
estar entre las ocho selecciones olímpicas.
Selfie de los velocistas mexicanos. Foto: CONADE |
Más complicada resulta la clasificación vía madison u
ómnium, sin resultados llamativos en Yakarta, aunque no está de más recordar
que Yareli Salazar podría entrar en el equipo una vez que ha superado las
lesiones físicas que le afectaron en el último año.
Lo que parece
altamente improbable es que México vuelva a tener representación masculina
en unos Juegos, lo que no ocurre desde 2016, cuando Ignacio Prado fue el
único pistard mexicano presente. Tras haber descartado competir en la
persecución y sin alinear a nadie en la madison en la manga inicial, la vía de
clasificación tendría que pasar el ómnium, donde no hay nadie con plenas
garantías: Ricardo Peña solamente pudo ser decimonoveno en Yakarta.
Y en velocidad, aunque Ismael Verdugo, Juan Carlos Ruiz y Jafet
López estuvieron en la primera manga y repetirán en la segunda, ni su
duodécimo puesto, ni su tiempo, ni siquiera su ‘status continental’ les ofrece
una ventaja, con Canadá y Colombia por delante, aunque los cafeteros
terminasen peor.
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