De todos los muchos fallos que presenta la neonata Copa de España -tanto los heredados de la Liga de Pista como los añadidos en esta ‘evolución’, como pomposamente se la calificaba el pasado miércoles- hay uno que llama poderosamente la atención, y es lo referido a la participación, donde no se permite competir bajo el paraguas de las selecciones autonómicas.
Y es que una de las prioridades del actual equipo gestor
de la Española es no entrar en conflicto con las Territoriales, buscar una
unidad de destino en lo universal, para evitar
tiempos pasados de enfrentamiento y división que acabaron con casi todas
las directivas de las últimas décadas.
Reunión de técnicos en un Campeonato de España |
Y desde luego, pensar en fomentar la presencia de equipos
para potenciar esta participación es como lanzar una moneda al aire y esperar a
que caiga de canto, aunque sería una buena alternativa si realmente se
trabajase por crear estas estructuras y darles unos alicientes, siendo el
mínimo el de poder participar como tal en un Campeonato de España… algo que
sería una doble bofetada para las Territoriales.
La tormenta amainará, estoy seguro, cambiando un par de
líneas en la Normativa y todo se olvidará, aun cuando los aspectos más
graves sigan estando ahí, eso sí, sin despertar tantas pasiones en el
mencionado foro.
Y es que la Liga de Pista, la Copa de España o como se quiera llamar a este bodrio, no debería existir, porque no lo necesita el ciclismo nacional. O al menos con este tipo de formulación. En un Estado tan descentralizado como el nuestro, hay que considerar ante todo las actividades que llevan a cabo las Territoriales. Y es que hay algunas como Guipúzcoa, Comunidad Valenciana, Cataluña o Baleares cuyos circuitos ya son lo suficientemente importantes para la pista como para que sean la base del calendario estatal. Competiciones en las que se coge experiencia y oficio, pero ni un mísero punto por el desconocimiento de lo que es la realidad de la pista que tienen en Ferraz.
El fomento de pruebas internacionales como la de Barcelona debería ser una prioridad federativa. Foto: RM |
Pero tampoco nos olvidemos que hay otra forma de coger
puntos, al menos para los juniors y evitando pasar por competiciones
desvirtualizadas como esa Copa de Ferias. Eventos internacionales como la que
pudimos vivir este fin de semana en Barcelona o la que tendremos en febrero en
Anoeta en su segunda edición, no deberían ser excepciones, sino el segundo
peldaño en el calendario español. Competir en un marco así da experiencia,
pero también proporciona como poco un puntito UCI que permite ya competir en el
Nacional sin pasar por el fielato federativo.
Ahí es donde las Autonómicas deben exigir que trabaje desde ya la
Española, apoyando las iniciativas que algunos se plantean y que no terminan de
materializarse. Porque velódromos como Valencia, Galapagar o Palma se
merecen algo más que aspirar a tener que organizar una romería -se llame
Liga, se llame Copa- invierno tras invierno.
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