Si nos fijamos en las sedes de los Campeonatos de España en
los últimos años, nos encontramos con un ‘sota, caballo y rey’, en forma de
Palma de Mallorca, Valencia y Galapagar. Tafalla, el cuarto palo de la baraja,
desapareció de este listado cuando, en 2021, se adjudicó el Nacional de todas las categorías al
‘Tasio Greciano’ aunque los navarros ya contaban con organizarlos. Y desde
entonces, la situación se ha enquistado, aunque me han comentado que no
sería muy difícil de resolver. Pero no se ha hecho.
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Barcelona, olímpico pero sin Nacionales desde 2010. Foto: Trofeu Ciutat de Barcelona |
Lo verdaderamente grave es lo que viene por delante ya que el
último rumor es que todos los Campeonatos podrían disputarse en 2024 en una
misma sede, aunque en las tres fechas diferentes que aparecen en los
famosos pliegos. Para la Española, que en esto de la pista busca las menores
complicaciones posibles, es una indudable ventaja negociar con un solo
interlocutor; para el conjunto del ciclismo, no tanto, porque cada vez hay
menos velódromos ‘útiles’, y el ciclismo necesita también una rotación.
Si nos ponemos a dar un repaso, Barcelona, una de las
mejores pistas de este país, aunque con las ‘desventajas’ de ser descubierta, no
acoge unos Nacionales desde 2010, y ha sido la única vez que lo ha hecho en
lo que va de siglo, aunque haya sido escenario varias veces a comienzo de siglo
de la Liga de Pista original, la de verdad. En cuanto a Anoeta, ningún
Campeonato de España, y siete Ligas/Copas de España en estas dos décadas
largas que llevamos.
Aparte de estos velódromos, ha habido otros con peores
condiciones que fueron capaces de acoger un Nacional, aunque fuese de juniors o
cadetes, como es el caso de Prado Salobre (La Rioja), Posadas, Dos Hermanas
y Chiclana (Andalucía), Trapagarán (Euskadi), Torrepacheco (Murcia), Mérida
(Extremadura), Ontinyent (Comunidad Valenciana), Valladolid (Castilla y León) e
incluso el segundo recinto palmesano, Son Moix (Baleares). Y si nos vamos a
los escenarios de la Liga de Pista o Copa de España, podemos añadir Ibiza,
Tortosa, Campo Claro y Onda, aunque finalmente la lluvia impidió la disputa.
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Valdepeñas, un nuevo velódromo perfectamente aprovechable. |
Es cierto que muchos de ellos no estaban en las mejores
condiciones y algunos resultan hoy en día poco menos que impracticables,
aunque también se han construido o recuperado otros perfectamente válidos,
como Novelda o Valdepeñas, por no extenderme demasiado. Pero en todo caso, mostraban una filosofía
respecto al ciclismo en pista que ha cambiado mucho: parece ahora que sólo se
puede competir en velódromos cubiertos, algo que es deseable, pero no
imprescindible. Sin ir más lejos, fijémonos en Italia, que sólo tiene un
recinto así y además con un uso muy limitado, Montichiari, no tiene
problemas en organizar sus eventos en pistas descubiertas como Ascoli Piceno, Noto,
Dalmine o Fiorenzuola d’Arda, incluso para la categoría élite.
Volviendo a España, podemos encontrar varias razones que
llevan a esta progresiva ‘reducción’. En primer lugar, la falta de un Plan
Nacional de Velódromos que contemple exactamente qué es lo que se hace y lo que
se puede hacer en cada lugar, y de forma coordinada, no en esa política de
reino de Taifas que muchas veces nos sirve para justificar lo que es culpa del
‘centro’. Y lo segundo, una planificación de calendario que comience desde
la Española, reservando las fechas de los Nacionales con la suficiente
antelación, y a partir de ello, que se confeccione el resto del calendario… y
otras actividades.
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Fiorenzuola, escenario de una gran prueba internacional y de campeonatos italianos. Foto: SGdR |
Y es que no debemos olvidar que un velódromo es un
recinto destinado al ciclismo en pista, pero muy aprovechable para otras
actividades ya sean ciclistas, de otros deportes e incluso no deportivas. Y
que los gestores de los mismos buscan optimizar su uso. En invierno es cada
vez más frecuente la presencia de equipos profesionales que realizan sus
ensayos de cara a la temporada de carretera y durante todo el año, cualquier
evento multitudinario -ferias, conciertos…- encuentra en un velódromo el mejor
escenario posible.
Finalmente, hay que tener en cuenta que organizar un
Campeonato de pista no tiene el atractivo para las instituciones -que aportan
el dinero- que puede tener uno de carretera, o incluso uno de ciclocross. Y
con tan pocos escenarios, los Ayuntamientos se ‘cansan’ se financiar año tras
año el evento. Por ello, es importante y urgente que, aparte de la doble
planificación a la que nos referíamos antes, la Federación asuma un gasto
proporcionalmente mayor que en otras disciplinas, e incluso asuma su
‘responsabilidad social’ por dar el nivel a estos Campeonatos que sí tienen
otras disciplinas, en aspectos como la cobertura televisiva, en forma de
reportaje y streaming, algo que es habitual en otras actividades que les interesan más.
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