Una de las frases que más me llamó la atención de las declaraciones de Mehdi Kordi a Cycling Weekly en relación con el intento de récord del kilómetro de Jeffrey Hoogland en Aguascalientes es que pronto se descartó la idea de hacerlo en Cochabamba (Bolivia), “porque está a punto de desmoronarse en cualquier momento”.
Impresionante imagen del velódromo poco antes de su inauguración. Foto: Junek |
Terminado
en 2018, pocos meses antes del exitoso Campeonato Panamericano en el que
Nicholas Paul, Kelsey Mitchell y Ashton Lambie batieron sendos récords del
mundo, todo el mundo quedó maravillado no sólo por la posibilidad de realizar
grandes marcas debido a los 2.500 metros de altitud de Cochabamba, sino por
la magnífica realización de la geometría de la pista a cargo de Peter Junek.
Sin
embargo, pronto se descubrió que sufría un grave daño estructural, debido a que fue construido en un
terreno inestable por la existencia de filtraciones de agua, sin el tratamiento adecuado. Hay
un par de zonas en la que el suelo ha cedido y por ello todo el velódromo
ha sido precintado, ya que el peso de ciclistas o acompañantes podría incrementar
el riesgo de un hundimiento mayor.
La instalación costó 47,5 millones de bolivianos, unos 6,5 millones de euros, por lo que los costes de la reparación cifrados en unos 546.000 euros -poco más que lo que se va a gastar en Valencia para ‘adecentar’el Lluis Puig- no parecen excesivos, por mucho que Bolivia no sea ni muchos menos España. Pero en este caso no es un problema estético, sino estructural y cada día que pase, el riesgo se incrementa. Y es curioso, porque se quieren ejercer acciones legales contra la empresa que lo construyó, lo cual resulta complicado por un problema de competencias ministeriales tras el golpe de Estado de Jeanine Añez.
Nuestro reconocimiento a Los Tiempos por la cobertura dada a este problema, así como por el vídeo que acompaña a esta información.
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