Un año más, la UCI Track Champions League, la
revolucionaria competición organizada por WBD Sports y la UCI, arrancará desde Palma de Mallorca, desde el Velodrom
Illes Balears. Será el próximo sábado, 21 de octubre, tres semanas antes
de las fechas que ha tenido en las dos ediciones anteriores.
El adelanto del Mundial este año hasta el mes de agosto,
así como que la segunda temporada de clasificación olímpica comience en
enero con el Europeo de Apeldoorn, han propiciado esta circunstancia. Por lo
demás, no habrá cambio en las sedes, que serán las mismas que en 2022,
ya que tras el ‘super launch’ de Mallorca, se vivirán las escalas de Berlín (28
de octubre) y París (4 de noviembre) antes de la doble cita de Londres (10 y 11
de noviembre).
En acción habrá 72 de los mejores pistards del mundo,
repartidos en las categorías de velocidad y fondo, en ambos sexos, es
decir, 18 corredores de cada categoría, dispuestos a suceder al australiano
Matthew Richardson, a la francesa
Mathilde Gros -en el primer apartado-, al
suizo
Claudio Imhof y a la estadounidense
Jennifer Valente -en el segundo-.
Los dos hombres tendrán la opción de ‘autosucederse’, no así las dos
féminas que no estarán entre los participantes. También estarán con las máximas
aspiraciones tres de los ganadores de la primera edición, el velocista neerlandés
Harrie Lavreysen, así como el estadounidense
Gavin Hoover y la británica
Katie Archibald entre los fondistas.
Ya analizaremos esta participación que en lo referido a la presencia
española tendrá en esta ocasión solamente a Sebastián Mora, subcampeón en 2021
y 2022, frente a los cuatro pistards de ambas ediciones anteriores, así
como el original sistema de competición, que busca el mayor dinamismo y la
máxima intensidad en poco más de tres horas de competición, con pruebas de
keirin y velocidad por un lado, y de scratch y eliminación, por otro.
Precisamente el adelanto del horario de competiciones
será una de las grandes novedades, renunciando al ‘prime’ time del sábado
para adelantar cada sesión a las 17:30 para acabar en torno a las 21:00.
Igualmente se mantienen las llamadas ‘warm-up, las pruebas de puntuación CL2
ajenas a la Liga, pero que permiten que a los fondistas que puedan tener un
programa más amplio. Eso sí, serán a puerta cerrada como el año pasado.
También se seguirá trabajando en el metaverso, que
desde WBD Sports se entiende como una nueva forma de consumir
el ciclismo, incidiendo en la experiencia de medios y público que no está presente
en la competición.
Lo que no cambian son los sustanciales premios que
ascienden a 500.000 euros, con lo que la Liga de Campeones se convierte en la
competición mejor dotada económicamente en el mundo del ciclismo en pista,
y siempre con ese paradigma de igualdad total de recompensas entre los dos
sexos. Unos premios que se reparten en cada una de las carreras -desde los
1.000 euros para el ganador hasta los 50 para el décimo- así como en cada
general, con 25.000 euros para el vencedor de cada categoría y en este
caso para los 18 ciclistas. Igualmente hay una serie de ayudas a la
participación, en el alojamiento en las sedes y en el transporte de las
bicicletas, e incluso a la hora de ayudarles a gestionar patrocinios personales.
También hay puntos UCI en cada una de las carreras, que
se considera en sí misma como una CL2, es decir, que otorga 100 al ganador,
así como un baremo de puntos en la general final, pero que se reparten
entre distintas disciplinas, en el caso de los velocistas, entre velocidad y
keirin, y en el de los fondistas, scratch, eliminación, puntuación y ómnium.
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