El maillot alemán, el más logrado, aunque el blanco de la espalda es mejorable. Foto: UTCL |
Y aunque la ‘Champions’ no hizo grandes cambios, sí que
se notó la mano de Dossche en alguna de las prendas, aunque básicamente se respetó
el concepto de un color plano vinculado a la tradición del país, junto a la
identificación de la bandera en las mangas.
Algunos de los resultados han sido francamente positivos:
me quedo con el de Alemania -aunque el blanco de la espalda es mejorable- y el de Noruega, aunque los de otros
países como Nueva Zelanda, Países Bajos o Irlanda no ofrecían problemas de
identificación. Sin embargo, otros han dejado mucho que desear, por no
cumplir los dos requisitos que debe tener una vestimenta deportiva:
asociación, en este caso, con la historia o la tradición del país, y
diferenciación del resto.
Bibic, de líder, y sus compatriotas canadienses. La diferencia de tono es míninma. Fto: UTCL |
Y si ya hemos sufrido con los canadienses, qué decir de los
británicos, con un maillot que sí se puede vincular a su bandera, pero que resultaba
tremendamente repetitivo con catorce ciclistas de aquel país en liza, cinco de
las cuales coincidían en una misma prueba, el fondo femenino. Si la
Champions League fuese una prueba colectiva, se entendería. Pero como es
individual, no estará de más que hubiera las suficientes variaciones entre
ellos.
Pero hay otro elemento que sirve para distinguir mejor a los
corredores y en este caso no hay posibilidad de confusión. Y es el dorsal,
que es único para cada ciclista. Alguno podrá decir, con razón, que si nos
fijamos en el número de marras, la identificación no ofrecerá dudas. ¡Pero
es que es tan difícil verlos en algunas ocasiones!
Los dorsales de Andrews y Bayona, con los antiestéticos imperdibles. Foto: UTCL |
En este caso, más que la visibilidad, lo que me horroriza
es lo antiestético que resulta ver un dorsal sujeto por un puñado de
imperdibles, y más en una prueba como la Champions League que ha hecho de
la tecnología su bandera.
Y que tanto para la visibilidad como para la estética tendría
una fácil solución: grabarlos directamente sobre la vestimenta de los
corredores, teniendo en cuenta que son números para toda la competición y
exclusivamente para este evento. Es lo que se hace, por ejemplo, en las
pruebas de Seis Días, con unos números en gran tamaño sobre la espalda que
son fácilmente visibles para el público. Como se ve en la imagen, uno de los integrantes lo lleva en negro y el otro en blanco, algo que no sería necesario en la Champions, y bastaría con el negro, bastante más visible.
Pelotón de los Seis Días de Rotterdam. Foto: Wooning Zesdaagse. |
Y es que sólo porque desaparezcan los antiestéticos
imperdibles, cualquier medida será no sólo oportuna, sino urgente.
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