Por aquel entonces nos decía que no descartaba una futura
tentativa. “Si tengo salud, me gustaría explorar otras pistas más rápidas,
ya que Mallorca es un buen velódromo, pero no tiene la mejor madera y está al
nivel del mal. Por ello no descarto volver a hacerlo otra vez, a los 65 años
o a los 70, siempre que la salud acompañe”. Sin embargo, no tardó tanto tiempo
en decidirse a afrontar esa nueva intentona.
“No sabemos estarnos quietos -nos dice sonriendo-. Tras
batir el récord seguí entrenando y después de Navidad ya me lo planteé un
poco más en serio. Como te decía, Mallorca es un buen velódromo, pero está
a nivel del mar. Y no son las mejores condiciones. Le empecé a dar vueltas y descarté
México, porque necesitas una adaptación que no sabía si a mi edad iba a ser fácil.
Por ello me decidí por Grenchen, aunque Suiza no es nada barato”.
De esta forma, en marzo ya estuvo una semana. “Hablé
con un ingeniero aerodinámico de Wattbike, y al final llegamos a la conclusión
de que la clave debía estar en mejorar la aerodinámica. Me compré un
manillar de Wattshop, y desde abril hasta julio estuve adaptándome a la nueva
posición, con los brazos más juntos, los hombros más cerrados y con la
cabeza mirando hacia el suelo. No fue fácil, porque tuve muchos dolores en los
brazos, en el glúteo hasta que me adapté. Pero comprobé que podía ir más
rápido”.
Luego, la estrategia fue la misma que en Palma, “marcar
un tiempo regular, en este caso de 21,0-21,2 por vuelta. Tenía el marcador
encendido y podía ver que iba 30-35 segundos mejor, con una media de 41,2”.
Sin embargo, llegó el momento de crisis. “Fue sobre el minuto 41, empecé a
sentirme mal, y bajé a 22,8 por vuelta, a una media de 39. No me planteé en
ningún momento abandonar, pero si sabía que me tocaba sufrir. Cambié un
poco la posición, apreté los brazos y a mantener
la ventaja”. Al final, esos 40,735, que a la gente le puede parecer casi la
misma distancia, pero que no están nada mal. El año pasado con 62 hice
40,4, y con un año más no sólo me he mantenido, sino que me he superado a mi
mismo, que era de lo que se trataba”.
Tras la invasión del lactato tras la prueba, la lógica
alegría, compartida con Eduardo, que fue una vez más su gran apoyo, y todo el
personal el velódromo. “Todo el mundo se portó muy bien y me felicitó porque saben que una hora no es nada fácil”.
De cara al futuro, no descarta un nuevo intento. “Pero ya
será cuando esté en master 65 o más, y siempre que tenga salud y ningún
problema físico. Y ya será de nuevo en Palma”.
Fotos: Facebook Fernando Santas
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