Aunque el cierre oficial de las inscripciones estaba previsto para ayer a las tres de la tarde, no ha sido hasta hoy, tras una ampliación del plazo, cuando hemos podido conocer el número total de participantes en los Campeonatos de España élite y sub23, que se celebran del viernes 23 al domingo 25 en el velódromo Tasio Greciano de Galapagar, de forma conjunta con el Nacional de paraciclismo, que analizaremos en otro apartado, ya que no dejan de ser competiciones diferentes.
Y es que 66 corredores (42 hombres y 24 mujeres, aunque
en realidad es una menos, pues hablamos de una ciclista de nacionalidad
andorrana) es la cifra más baja de los últimos años: 75 pistards se
inscribieron en 2023 y 72 en 2022, cifras lejanas a los números de la década
anterior, 84 inscritos en 2019 o 92 en 2018. Y si en el caso de las féminas,
nos movemos en cantidades muy parecidas, aunque ligeramente inferiores, a los
de los últimos años, en el de los hombres, la línea descendente debería ser
realmente preocupante: en 2018 hubo 63, para pasar a 55 un año después y,
pandemias aparte, tener 54 el año pasado y apenas 42 en esta ocasión.
Pero, con ellos o sin ellos, el problema está ahí. Y está
claro que nadie se va a poner a buscar razones, y menos aún soluciones, porque
no hay una verdadera preocupación por esta disciplina a nivel federativo,
como no nos cansaremos de repetir. Pero hay una causa evidente: no son las
mejores fechas para un Campeonato de España de pista, en el arranque de la
temporada de carretera en sus distintas categorías. De hecho, solamente
se justifican por la oportunidad de realizarlo de forma conjunta con el paraciclismo,
para el que sí son unas fechas excelentes, pocas semanas antes de su Mundial.
Además, tampoco extrañaría que alguno de los inscritos
renunciara a las competiciones del domingo para participar en la primera prueba
de la Copa de España, en Don Benito, con un recorrido idóneo para este
perfil de ciclista. Algo tan comprensible como justificable, dadas las
escasas perspectivas que se ofrecen a los especialistas.
Ya analizaremos de forma más detallada el programa y los
participantes, pero tampoco deben extrañar las ausencias de Sebastián Mora y
Albert Torres, aunque algunos se hagan de cruces por que no estén en Galapagar,
donde no tienen nada que ganar, ni menos aún que demostrar. Eso sí, su sola
presencia hubiera dado un ‘lustre’ al evento como ha sucedido en otras
ocasiones, aunque hay muchos ciclistas dispuestos a brillar -obivamente todos y cada uno de los presentes tiene su mérito-, a los que nos
referiremos más detenidamente.
Y como dije en la previa de Dos Hermanas, sin necesidad de
mencionar nombres, más preocupantes son las ausencias de aquellos que han
visto que la falta de proyecto federativo para la pista les ha hecho
abandonar los velódromos y centrarse en la carretera, en sus estudios… o
abandonar incluso el ciclismo, y aquellos que hablan de más sobre sus deseos
y proyectos de hacer pista… pero a la hora de la verdad no se presentan al
evento donde realmente podrían mostrar sus verdaderas aspiraciones y su
compromiso con la disciplina.
Terminando con la participación, y a espera de la
confirmación federativa, todo indica que un año más las pruebas por equipos se
verán muy afectadas: por quinto año consecutivo no habrá persecución por
equipos femenina, y en velocidad posiblemente tampoco, al perder Madrid a
su tercera corredora y no poderse medir a Cataluña o Navarra, que sí tienen
tríos. En cuanto a los hombres, es seguro que habrá tres equipos de
persecución (Madrid, Cataluña y Baleares), una cifra indigna de un Nacional,
dicho sea de paso, mientras que, en velocidad, veremos si al final se
confirman Cataluña, Madrid y Comunidad Valenciana: con tres tríos ya se podrían
disputar las medallas.
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