Las Miravent con la plata. Foto:Martin Early |
Ya hemos escrito en anteriores ocasiones lo relativamente fácil que es encontrar varios hermanos compitiendo en un mismo Campeonato de España, y más en este de omnium y madison que compiten desde cadetes hasta élites. Pero en esta ocasión, el toponímico de la sede del evento, Dos Hermanas, nos invita a volver a tratar el tema y más cuando curiosamente dos parejas de hermanas se estrenaban en este evento, en la categoría cadete, Amanda y Débora Miravet, por un lado, y las Azanza, Sofia y Lucia, por otro.
Naturales de Vall d’Uxo, las Miravet llevan desde escuelas compitiendo en pista y en este su primer año como cadetes se estrenaban en un Nacional, en el que a punto estuvieron de lograr el oro en la madison, quedando empatadas con sus paisanas valencianas Noa Jiménez y Candela Cazorla.
También era el estreno de las hermanas navarras, en este caso de segundo año, ya que el pasado estuvieron estudiando en Londres, por lo que no pudieron estar en el Campeonato. Las pamplonesas son un ejemplo de polifacetismo, ya que compiten también en BTT y carretera. Y en su debut, no lo hicieron mal ya que se quedaron a un peldaño del podio.
Relevo de madre a hija |
En esta ocasión no estuvieron las gemelas Grañana, ya que Andrea había pasado por una enfermedad que la dejó lejos de su mejor forma, aunque Daniela dejó el pabellón bien alto y las veremos de nuevo juntas en Galapagar, en marzo. Pero si tuvimos a los Anguela, Eva y Mario -aunque en esta ocasión no acudió el menor Álvaro-, a los Semperena, Telmo y Tasio, por primera vez juntos en la máxima categoría, a los Barros, Álvaro y Arturo, a los Álvarez, Hector y Mario -en ese año en que les toca estar separados- y, por supuesto a los Bennassar, Francesc y Joan Martí. Curiosamente los menores de estas dos parejas de hermanos, fueron los indudables triunfadores en sus categorías, con sendos títulos en omnium y madison.
Algo inédito en un velódromo
Zara Suárez, una pistard en una saga de ciclocrossistas |
Pero la pareja familiar más extraña en el velódromo nazareno fue la formada por Fina Casas y Julia Borrás, madre e hija, algo que nunca habíamos visto en un Campeonato de España. “Aprovechando que este año Julia ya es sub23 nos hemos podido apuntar juntas como equipo, que es algo que teníamos muchas ganas”, nos cuenta la madre. “Es cierto que nos falta todavía mucho entrenamiento, pero ha sido una experiencia muy bonita para las dos”. Ambas niegan que haya ningún pique entre ellas cuando compiten, “aunque en los entrenamientos, a veces”
Y terminamos este repaso familiar con una saga sobradamente conocida… en el ciclocross, aunque en estos meses hemos podido ver a una de las ciclistas de la segunda generación correr en los velódromos. Nos referimos a los Suárez -Toñin, Isaac y luego Kevin o Alain- y especialmente a la hija del primero. Y es que a Zara le ha picado el gusanillo de la pista, y aunque el aprendizaje en el velódromo cántabro de Los Corrales no sea fácil ni sencillo, ya se ha dejado ver en Galapagar, Tafalla, Valencia o Dos Hermanas, cada vez más adaptada, aunque le quede mucho por delante. Y sobre todo esperamos y deseamos que su ejemplo sirva para que prenda la mecha del ciclismo en pista en Cantabria.
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