Pero no vamos a analizar hoy
esa intensa semana, que habrá mucho tiempo para ello, ni siquiera el escenario
de los que serán los terceros Juegos Olímpicos parisinos, sino lo que ha sido el
pasado de esta disciplina, la más olímpica de todas las que componen el
programa de los Juegos, con esas doce disciplinas en total paridad tanto en
las pruebas -velocidad individual y por equipos, keirin, persecución por
equipos, ómnium y madison-, y en número de participantes. Y es que, en las treinta y nueve ediciones anteriores celebradas
destacando la presencia de nuestro
deporte en todas ellas, salvo en Estocolmo 1912, cuando no se disputó
ninguna competición en velódromo.
Atenas 1896 acogió dos pruebas históricas del ciclismo en pista, la velocidad y el
kilómetro -si bien realmente esta competición se disputó sobre una
distancia bastante inferior-, junto con tres pruebas de fondo sobre 10
kilómetros, 100 y 12 horas.
Paul Masson, primer campeón olímpico Wikipedia Commons/Public Domain |
Siete pruebas también se
afrontaron en Londres 1908, aunque todas
ellas distintas a las de los Juegos anteriores. Aparte de la recuperación
de la velocidad, se incluían por primera
vez la persecución por equipos y el espectacular tándem, que estuvo
presente en trece Juegos. El resto, pruebas a la distancia de 5, 20 y 100
kilómetros, aparte de otra de 660 yardas, la cuerda del velódromo londinense.
Tras ese parón de Estocolmo
ya referido, las ediciones de Amberes 1920 y París 1924
coincidieron en programa: velocidad,
persecución por equipos, tándem y 50 kilómetros, para sustituir esta prueba de
fondo por el kilómetro, ya sobre la distancia de 1.000 metros en Amsterdam 1928. Un programa que se mantendría sin modificaciones en Los Ángeles 1932,
Berlín 1936, Londres 1948, Helsinki 1952, Melbourne 1956 y Roma 1960, y
siempre en exclusiva para hombres. Las ciclistas tardarían casi 30 años más en
aparecer en los velódromos olímpicos.
En Tokio 1964 se incluyó en el programa una quinta prueba, la persecución individual, lo que se mantenía en México 1968, mientras que el tándem desaparecía del programa desde Munich 1972.
Tras los agitados Juegos de Montreal 1976 y Moscú 1980, los también 'reducidos' Los Ángeles 1984 suponían la recuperación de la quinta prueba masculina, al incluirse la puntuación, aunque la gran noticia del programa olímpico se producía cuatro años más tarde, cuando en Seúl 1988 veíamos por primera vez la presencia femenina, aunque todavía en una sola prueba, la velocidad individual.
Erika Salumae, la primera campeona olímpica de ciclismo en pista. Wikipedia Commons/Jaan Künnap |
Los Juegos del segundo
milenio, en Sydney 2000, supusieron un
importante incremento del programa olímpico de nuestro deporte: keirin,
velocidad por equipos y madison, en el caso de los hombres, y 500 metros en el
de las mujeres. En total doce pruebas –aún lejos de la paridad- que
se mantuvieron en Atenas 2004.
Sin embargo, la inclusión
del BMX afectaría de manera negativa al ciclismo en pista con la supresión de
varias pruebas: En Pekín 2008, el kilómetro/500 metros, y en Londres 2012, la desaparición
de la persecución individual, la puntuación y la madison. Por el
contrario, se procedía a igualar el
número de competiciones masculinas y femeninas: velocidad individual y por
equipos –aunque la femenina con dos corredoras-, keirin, persecución por
equipos y el ómnium, un producto de nueva creación para paliar la desaparición
de las pruebas de fondo.
En
Rio 2016 se disputaron estas mismas diez pruebas, aunque
la persecución por equipos femenina aumentó a cuatro el número de integrantes,
y el ómnium modificó su formato. Así se llega a los últimos Juegos, que
mantuvieron esa denominación de Tokio 2020 pese al retraso un año por esa
pesadilla que fue la pandemia de Covid-19, donde se recuperó la madison
masculina, se incluyó por primera vez la femenina y se cambió el ómnium con un
programa más pensado para fondistas, con cuatro pruebas en una sola jornada.
Y así llegamos a París
2024 con idéntico programa, sin que esta vez se altere el formato del ómnium
y con la única novedad del aumento de los equipos femeninos a tres
corredoras con lo que se consigue la definitiva paridad entre sexos.
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