La pista ya estaba
disponible desde el martes de la semana pasada, y con un llamativo aspecto,
puesto que el suelo es de un poco
habitual color morado, con la zona azul de ese mismo color y los muros, en un
amarillo mostaza. “Nos ha constado tanto que hemos querido hacer algo
diferente”, nos cuenta Manel Tomás,
técnico del club Terres de Lleida, que lleva la gestión del velódromo, y
uno de los dos grandes artífices de la
remodelación, junto con el presidente del club, Ramón Simó.
“También hemos hecho,
pero a nuestro cargo, obras de mejora en el interior, con dos vestuarios
separados, que no existían, un taller, gimnasio, almacén… Nos queda la parte
interior del velódromo, que era una
antigua cancha de hockey, que la vamos a restaurar, pero de momento nos hemos
quedado sin dinero”, nos cuenta Tomás.
El segundo problema era la limpieza, ya que era un lugar al
que se podía acceder sin obstáculos, por lo que se usaba bastante para hacer botellón, con numerosos residuos en forma
de cristales y basuras en el interior. “Se ha puesto una valla perimetral,
y por lo menos no se puede ya acceder. Y esperemos que pueda seguir así”. Eso
sí, el lanzamiento de objetos desde el
campo de futbol aledaño puede continuar, ya que las gradas ‘vuelan’ sobre la
pista y esto no tiene fácil solución. “Es un problema de educación, que
esperemos que se resuelva”, aunque se ha dado el caso de gente que ha llegado a
orinar desde esa ubicación.
El velódromo de
Lleida fue inaugurado el 1 de enero de 1919, teniendo una notable
importancia en la década de los veinte. Fue totalmente remodelado en 1944 y en los
sesenta también tuvo una notable actividad, con una nueva reforma en los
ochenta, aunque en los últimos años se había acentuado completamente su
deterioro. Como decíamos, está gestionado por el Club Terres de Lleida, cuya Escuela de Ciclismo entrena martes y jueves
de 6:00 a 9:00, “pero la instalación puede ser usada por todos, sin necesidad
de que sean socios. Solamente pedimos que nos avisen, sobre todo para la
gente que viene sin bicicleta de pista”.
Un velódromo que no tiene los 260 metros que aparecen
reflejados en muchos documentos y que fue su media original, sino 234,35
como consecuencia de las distintas remodelaciones, algo que no favorece las competiciones oficiales,
aunque lo importante es que ya se pueda utilizar el velódromo para entrenar en
las mejores condiciones.
Fotos: CC Terres de Lleida
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