La web deportiva española 'Relevo' anunciaba ayer un ‘bombazo’, que Doha organizará los Juegos Olímpicos de 2036, los próximos que deben ser concedidos, tras París 2024, Los Ángeles 2028 y Brisbane 2032. Un anuncio que no debe sorprender a nadie, dado el rigor periodístico de este medio -ese que comienza a escasear en muchos otros que se consideran más profesionales- y por la nueva política del COI de negociar directamente con las entidades interesadas.
Doha es una ciudad que lleva mucho tiempo acogiendo
grandes eventos en deportes como fútbol, atletismo, balonmano, natación,
gimnasia y ciclismo. Y nadie duda de que tiene los medios suficientes -sobre
todo económicos- para organizar unos Juegos Olímpicos. Y por supuesto, intereses
de hacerse con un liderato en la región frente a otros competidores tan
potentes como Emiratos Árabes y Arabia Saudí, por no hablar del siempre polémico
‘blanqueo’ de la imagen.
Pero el éxito económico no conlleva un interés social.
Y eso lo vimos en el Mundial de Doha 2016, el más desangelado de la
historia, que bien es cierto que tuvo un interés especial por culpa de los
abanicos hasta que se regresó a la ciudad y todo fue esperar ese sprint
victorioso de Peter Sagan, contemplado solo por un puñado de valientes bajo la
solana arábiga.
Está claro que si Doha organiza los Juegos, tendrán que ser
muy avanzado el año, ya que incluso en octubre, cuando se disputó el
Mundial, el calor húmedo era insoportable.
A nivel de infraestructuras, Doha tiene las suficientes
para acoger este evento. Y si no la tiene, la construirá. Y enlazando con
la temática de esta página, en lo que se refiere al ciclismo en pista tendrá
que construir un velódromo que, imaginamos, tendrá que ser mejor –‘piques regionales de por medio- que el de Abu Dhabi, sede ya adjudicada del Mundial
de 2029, que mantendrá sus fechas habituales de octubre, y que puede ser un fiel
indicativo del interés del público por nuestro deporte de cara al gran
evento olímpico siete años más tarde.
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