Gaviria-Arango: el problema no es la elección ni quién decide, sino un sistema que también afecta a más olímpicos como algunos velocistas

Gaviria, a la izquierda, y Arango, a la derecha.

La elección de Fernando Gaviria en perjuicio de Juan Esteban Arango como representante colombiano para el ómnium de los Juegos Olímpicos ha traído bastante polémica en el país sudamericano. ‘Juanes’ fue el que consiguió la mayor parte de los puntos para poder estar en París, aunque su compatriota participó en el Sudamericano de 2023, con lo que cumplía el requisito ineludible de tener diez puntos olímpicos para estar en los Juegos Olímpicos. Por cierto, en San Juan fue segundo, aunque también Arango lo fue en Los Ángeles, un año más tarde.

A partir de ese momento, la elección del representante estaba en manos de los técnicos. Del seleccionador, Jhon Jaime González, de la Federación Colombiana o de su Comité Olímpico. En definitiva, una decisión personal ya que las plazas en esto del ciclismo no son nominales, sino para el país, y luego se decide quien puede ser más idóneo. En este caso, entre un ciclista que se ha estado peleando por sumar puntos en buena parte de los nueve eventos de clasificación, y otro que no podría participar en la mayor parte de ellos, por no cumplir el requisito, pero que ofrece mayores garantías a los técnicos en París, por su condición de bicampeón del mundo o profesional de la carretera… aunque ahora apenas se le vea por los velódromos.

Fue la sexta fondista neozelandesa en Tokio, pero Kirstie James
fue inscrita como la segunda velocista. Foto: CyclingNZL

Pero no vamos a incidir en los dos deportistas implicados, ni en quien haya tomado la decisión, sino en el sistema. Para participar en pruebas como Copa de las Naciones o Mundiales son necesarios 250 puntos, que se deben conseguir ‘picando piedra’, es decir, en pruebas CL1 o CL2. Por el contrario, en un Campeonato Continental no son necesarios y de cara a los Juegos Olímpicos, basta con tener 10 puntos en cualquier prueba que cuente para la clasificación olímpica, sin que importe la disciplina.

Y ahí está el meollo. ¿No sería mejor exigir una puntuación mayor que impidiera la presencia de paracaidistas, como se conoce en el argot a quienes aparecen en el último momento sin cumplir los requisitos previos? ¿Y quien quiera estar en unos Juegos que tenga una trayectoria 'adecuada' en los años previos? Pero sobre todo lo importante sería que esos puntos se exigiesen no de forma genérica, sino en la prueba o pruebas en la que se va a participar. Ya hemos hablado de que las restricciones de participación en las pruebas de pista conllevan a que algunos países recurran a inscribir a corredores en las cuotas conseguidas en otras disciplinas en las que no tienen opciones -ni puntos conseguidos en ellas- con el fin de potenciar la participación en aquellas en las que pueden brillar. Es comprensible, pero va contra el espíritu olímpico de que compitan los mejores.

Francia o Nueva Zelanda inscribieron en Tokio a sendas fondistas como velocistas para tener una persecucionista más. Y en París, que la limitación es más obvia, aunque no conocemos las selecciones de muchos países, habrá alguno que recurra a este ‘truco’…dejando fuera a velocistas ‘de verdad’. Obviamente es algo que ya no se va a resolver para París, pero que sí debería tenerse en cuenta para los Ángeles.

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