Con tres medallas de oro -las sub23 Ainara Albert, en puntuación, y Marina Garau en scratch y el junior Rubén Sánchez en eliminación-, una de plata a cargo de la sub23 Eva Anguela en eliminación, y una de bronce de su hermano Mario en la misma prueba y categoría así como de la junior Valentina Ferreyra en el scratch, el balance de España en el Europeo de Cottbus es el mejor de los últimos años. Y con diferencia.
Un mérito que, en
definitiva, es de los corredores, de la mejor generación de la historia de la
pista española, que, además, tienen un compromiso con esta disciplina, que les ha
requerido muchos sacrificios. Y se los seguirá requiriendo, no cabe la menor
duda. En un segundo plano, pero no menos
importante, el de aquellas personas que han canalizado estas aptitudes y
actitudes, desde sus propios preparadores hasta los seleccionadores autonómicos
que los han guiado en estos años de formación. Y les seguirán guando, no cabe
la menor duda. El hecho de que los
medallistas provengan de Madrid, Baleares o de la Comunidad Valenciana -las
Federaciones que más han brillado en los últimos años- es harto elocuente.
Arriba, los medallistas de oro Rubén Sánchez, Ainara Albert y Marina Garau. Abajo, Eva Anguela, plata, Valentina Ferreyra y Mario Anguela, bronces. Fotos: UEC y Fed. Española |
Por
último, hay que reconocer la parte de la
Federación Española, que es haberles proporcionado unos medios que, de los que
ojalá hubiera dispuesto cualquiera de los técnicos nacionales de los últimos 20
años. Material de competición y sobre todo asistencia a competiciones que,
en cualquier caso, distan mucho de tener el aprovechamiento idóneo.
Por
ello, pensar que con este resultado ya
hemos alcanzado un elevado ‘estatus’ internacional es de una absoluta
simplicidad. Una mediocridad preocupante e injustificable y un conformismo
incompatible con lo que debe ser un programa de trabajo en esta disciplina, que
es la que más lo exige.
No voy a ser yo quien
minusvalore el valor de estas medallas diciendo que no se han logrado en disciplinas
olímpicas. O que ha habido bastantes ausencias en este Campeonato. Las medallas son igual de valiosas, siempre
que las pongamos en el entorno adecuado. Por ello, asumo y comparto uno de los mejores tuits sobre este
Campeonato, el que firmaba Itmar Estaban, una de las personas que más claro
tiene esto de la pista en España.
¿Y cómo un equipo formado
por la campeona de Europa de scratch + la campeona de Europa de puntos + la
subcampeona de Europa de eliminación + la recordwoman de España de IP sólo
puede batir a un equipo (Ucrania) en la persecución por equipos? Porque
individualmente han demostrado, de sobras, lo que andan.
Volviendo
a lo anteriormente señalado, es ahora
más necesaria que antes, cuando no se obtenían tantas medallas, la reflexión
sobre por qué no se producen estos resultados en la prueba por excelencia,
la que demuestra el trabajo de un país, de una comunidad, de una federación, la
persecución por equipos. Porque las
juniors y los sub23 quedaron en sexto lugar entre ocho selecciones; y los
juveniles, en igual posición entre diez.
Es en este punto donde la
propaganda federativa no se conforma con ‘vender’ los indudables éxitos
individuales,
sino que lanza un juicio absolutamente provocador. Y por supuesto, falso, sobre que la selección “ha ofrecido interesantes
muestras de progreso en las cuartetas”.
Es cierto que los juveniles lograron un buen puesto en la clasificatoria, pero hasta el rabo todo es toro. Y no hay que olvidar que su preparación se ciñó a dos concentraciones desde abril hasta junio, con el habitual esquema de ‘mundialito’ y poco tiempo para acoplar, más unos pocos días antes del Europeo en Cottbus. Todo ello después de que se ‘defenestrara’ al técnico de rendimiento justo cuando llegaron los primeros ‘brotes verdes’ por querer salirse del guion del conformismo y la mediocridad y pedir unos medios que llevaran a un progreso real. Un técnico que ha sido sustituido por otro especialista, sobre el que no se ha facilitado ningún detalle, y sobre el que estamos pendiente de conocer su plan de trabajo, aunque parece que no tendrá tanta ‘libertad’ como su predecesor. Por si acaso quiere salirse del pensamiento único, del conformismo, de la mediocridad.
La cuarteta junior de persecución. Foto: UEC |
Y
retomando el hilo de Esteban “si el
trabajo es el adecuado, ese total debe mejorar la simple suma de las partes. Si
el trabajo no lo es, pues pasa lo contrario... y así es como se van perdiendo
generaciones”. No hace falta mirar muy atrás para ver la cantidad de corredores que han abandonado
los velódromos al no verle futuro. Algunos han tenido suerte de encajar en la
carretera; otros han apostado por sus estudios o simplemente por dejar de
lado una disciplina en la que incluso algunos han ganado medallas, aunque otros
sean quienes se las hayan colgado.
La lectura realizada es
totalmente válida para el ómnium o la madison, donde se podrían conseguir
mejores resultados, acorde con los obtenidos en pruebas como las de Cottbus que no difieren
tanto, con una mejor preparación y
dirección. Y no es desgraciadamente válida para la velocidad, porque aquí
el abandono es de Juzgado de Guardia, sin que allá la más mínima iniciativa por
relanzar esta disciplina (y no hablo de ideas originales, simplemente de copiar
lo que funciona en otros países no muy lejanos)
En
cualquier caso, la pista no debería presumir de resultados hasta que no
se asuma que son necesarios cambios en tres
aspectos que a día de hoy permanecen peligrosamente anclados en ese conformismo
y mediocridad señalados.
- Una Federación para la que
la pista no sea un fastidio, un estorbo, como sucede ahora. No es necesario presentar muchos argumentos, simplemente basta con
recordar el trato que se da a los Campeonatos de España -especialmente este
año en Galagapar-, la concepción del circuito nacional o la nula promoción de competiciones
internacionales en nuestro país.
- Un plantel técnico que sea bastante
más, cualititativa y cuantitativamente hablando, que un simple seleccionador
para dos disciplinas, que debe tener verdaderas pesadillas para compatibilizar
fechas de actividades y concentraciones de ambas, que al final se programan más
en base a estas circunstancias que a las necesidades reales de la pista. Y así
nos va. Enlazando con el punto anterior, la
pista debe ser lo bastante importante para tener una estructura técnica similar
a la de otros países de nuestro entorno y potencial. Y ello también atañe a
la cima de la pirámide, que dista mucho de saber y comprender qué es la pista
en 2024.
- Un programa plurianual de
actividades, centrado y orientado en los corredores para que puedan tener un
futuro profesional en la pista, que sea verdaderamente compatible con la carretera en lo
deportivo y en lo económico, y no las limosnas que se improvisan año tras año.
Es triste que sean las becas autonómicas
la mayor fuente de ingresos de nuestros pistards.
Mientras que todo esto llega y que no debe ser muy tarde -no olvidemos que en otoño hay elecciones- sigamos disfrutando de las medallas, felicitando a todos los que la lograron -o lucharon por poderla lograr-, pero comencemos a pensar que otra pista es y tiene que ser posible.
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