Estrellas olímpicas (LX): Quintero, del arco iris, a portar la tricolor, con el sueño de la medalla olímpica que tanto necesita la pista colombiana

A pesar de que decir ciclismo en Colombia es asociar este deporte a sus escarabajos, de los que Nairo Quintana y Egan Bernal han sido la máxima expresión en estos últimos años, la máxima esperanza en París, aparte de la sempiterna Mariana Pajón en el BMX, procede de la pista, de Kevin Santiago Quintero, en concreto en la modalidad de keirin, en la que es el vigente campeón del mundo, el hombre que porta el inconfundible ‘arco iris’.

Celebrando su triunfo en Glasgow. UCI Track

Quizá por ambos motivos, por ese importante pasado y por ese esperanzador futuro, el velocista de Palmira, en Valle de Cauca, de 25 años, fue nominado la semana pasada como el abanderado de la delegación colombiana en los próximos Juegos Olímpicos de París, quien porte la tricolor en esa ceremonia inaugural del próximo 26 de julio. Y aunque será un día de gloria para Quintero, su gran esperanza estará puesta en el 10 y el 11 de agosto, un año y pocos días después de conseguir el ‘arco iris’, días que se disputa el torneo en París.

Quintero estará en sus segundos Juegos Olímpicos gracias, en primera instancia, a su abuela, que le llevaba cuando era niño a sus clases de natación, pero fue quien atendió a su petición de que prefería montar en bici. O al técnico Humberto Velasco, de Palmira, que le aconsejó a que probara con el ciclismo en pista cuando vio que el de carretera no se adaptaba a sus condiciones, y decidió ir todas las semanas a entrenar al velódromo Alcides Nieto Patiño de Cali, a 30 km. de su casa que tenía que cubrir en bicicleta. Pero, sobre todo, al técnico colombiano John Jaime González, uno de los grandes maestros de la velocidad a nivel mundial, que le dio toda su confianza cuando decidió mudarse a Medellín, donde la selección colombiana tiene toda su infraestructura, y en donde comenzó a sobresalir en el keirin.

Con el 'Profe' Jaime. Foto: Fed. Colombiana

“El 'Profe' Jaime sabe mucho sobre esa prueba y en Medellín lo entreno muy bien. Hay que tener muy buena forma deportiva que se debe juntar con la estrategia”, indica Quintero, quien contaba una curiosa anécdota el día que obtuvo el ‘arco iris’, que estuvo toda la final mirando a su entrenador esperando que hiciera el gesto que suponía que podía lanzar su ataque, a la postre vencedor, aunque en su fuero interno estaba deseando arrancar mucho antes de ver el gesto de su técnico.

Pero la admiración es mutua. “Es un muchacho que tiene una capacidad retentiva muy grande, no hay que repetirle las cosas. Él siempre está ayudando a otros corredores, llevándolos poco a poco, dándoles la mano. Es muy buen compañero, trata muy bien los juveniles”, dice González, que añade: “Kevin es un muchacho disciplinado, calculador. Él investiga, pregunta, siempre quiere saber el porqué, es el analista de las carreras pre y post… y eso es algo que me ayuda mucho como técnico”.

Pero, sobre todo, no es sólo una cuestión personal; esa medalla olímpica significaría mucho para Colombia. “A nosotros en el ciclismo de pista nos está haciendo falta una medalla olímpica y estamos trabajando para conseguirla. En Tokio pensamos que se nos iba a dar, pero con todo el tema pandémico, de estar Kevin solo, entre otras, nos impidió conseguirlo. Pero el sueño olímpico sigue vivo. Hoy él es campeón del mundo, en una prueba espectacular y es momento de seguir con esa trayectoria”.

Y como dice el propio corredor, “no correrás un Tour de Francia, pero te va a volver campeón del mundo y olímpico”. Lo primero, ya lo ha logrado.

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