Una norma restrictiva que devalúa y desvirtúa los Juegos Olímpicos

Candidato a medalla en el keirin, solamente podrá correrlo por medio de
una plaza de persecución, sacrificando el potencial de la cuarteta. Foto: JCF

¿Os imagináis que los tenistas olímpicos que compiten en la prueba de dobles tuvieran que hacerlo obligatoriamente también en la individual o viceversa? ¿O que se los equipos de baloncesto se redujeran de doce a ocho jugadores con el fin de permitir la entrada de un nuevo deporte, aunque pudieran recurrir a alguno de los inscritos en baloncesto a tres para completar sus banquillos? ¿O que en atletismo se tuviera que elegir un grupo cerrado para hacer los lanzamientos, sin tener que individualizar cada uno? ¿O que se pudiera inscribir a un nadador en los 200 metros, por ejemplo, pero con el objetivo de que actuase en la sincronizada?

Pueden parecer exageraciones, pero, salvando las distancias, se han producido casos muy similares en el ciclismo olímpico, y en especial en el de pista, debido a unas limitaciones en la participación que ni siquiera pueden entenderse en el temor del COI de que se le escape de las manos un evento sobredimensionado.

Una vez conocidas la práctica totalidad de las listas de participantes para las pruebas olímpicas de pista, hemos podido comprobar situaciones que no se dan en otros eventos, pero que aquí se justifican por esa norma restrictiva de participación: tres velocistas y cuatro fondistas como máximo. Y que desvirtúan o devalúan completamente algunas de las pruebas que veremos en Saint-Quentin-en-Yvelines en relación a las que se viven normalmente en el resto del ciclo olímpico, en Mundiales, Continentales o Copa de las Naciones, donde no hay limitaciones.

La lista de persecución belga, claramente orientada a omnium
y madison. Comprensible, pero injusto. X Belgian team

Por ejemplo:

• Japón prescinde de uno de sus persecucionistas, con el fin de poder contar con un esprínter que no le cabe entre sus tres seleccionados para la velocidad por equipos, pero que tiene grandes posibilidades en el keirin. Eso sí, el equipo deja de ser tal con dicho ciclista como arrancador.
• Alemania y, sobre todo, Bélgica no presentarán sus mejores cuartetas, que en el caso de los segundos lleva una interesante progresión (y es una apuesta técnica), sino que las recompondrán con hombres que habitualmente no forman parte de las mismas, pero tienen grandes opciones en las pruebas de fondo, ómnium y madison.
• Italia o Dinamarca harán hueco para su quinto fondista en la selección de carretera, de cara a tener sendos ciclistas con más opciones en estas pruebas de pista. Es cierto que ambos corredores cumplirán con creces en la ruta, pero posiblemente haya otros ciclistas más adecuados si no tuvieran que ‘obedecer’ a estas normas.
• Y lo que es más grave. Australia o Italia renuncian a su segunda plaza de velocidad femenina para poder alinear a una quinta fondista. Como ayer comentaba Helena Casas en sus redes sociales, "se devalúa completamente la velocidad". Además, perjudica a ciclistas como ella misma que se ha quedado fuera después de dos años de ‘lucha’ por una plaza… que se queda en el limbo.

Las cinco fondistas australianas... a costa de sacrificar una plaza
de velocidad, que merecería la joven Alessia McCaig. X AusCycling

Una situación que es perfectamente atajable con medidas fácilmente aplicables:

• Volver a poder contar hasta con cinco fondistas, incluso seis, y aumentar a cuatro los velocistas.
• No permitir poder contar con ciclistas de otras disciplinas, salvo que ocupen plaza en ambas.
• Exigir que los participantes en una determinada prueba cuenten con un número determinado de puntos UCI en esa prueba en concreto.

Evidentemente ahora no es el momento de afrontar estas medidas, ni siquiera de debatirlas, pero sí de tener en cuenta que es necesaria esa reflexión y que es necesario modificar el sistema de clasificación para Los Ángeles de forma que sea justo y propicie la participación de los mejores pistards en todas y cada una de las pruebas. 

Mientras tanto, disfrutemos con lo que nos llega en apenas cuatro semanas, un gran evento, pero que debería ser 'lo mejor' sin estas restricciones.