Los balances de los JJ.OO. (y 4): Algunas reflexiones desde las gradas

Cuando acaba una competición importante -y los Juegos Olímpicos se llevan la palma- casi todo el mundo opina sobre algunos aspectos que pueden ser susceptibles de mejora. El más común, el programa. Que si deberá volver la puntuación, o la persecución individual, o el kilómetro, que si el ómnium no tiene sentido… Aspectos sobre los que no quiero entrar porque me va a dar lo mismo: el programa de los Juegos Olímpicos no será nunca el idóneo mientras que no se entienda que esas limitaciones obsesivas en participantes y número de medallas pueden y deben ser afrontadas con unos nuevos prismas. Por ejemplo, esa obsesión por la capacidad de la Villa Olímpica, cuando son cada vez más los deportistas que renuncian a ese alojamiento y no por las incomodidades de la misma, sino para garantizar el máximo rendimiento.

Pero este no es el tema. En los días previos a los Juegos ya me extendí sobre la restricción de participantes en pista. Por un lado, el absurdo que significaba reducir a cuatro el número máximo de fondistas -aunque pudieras desplazas a un reserva- y que ha supuesto que algunos países desnaturalizasen sus equipos de persecución para defender su suerte en las de fondo. Y obviamente va contra el espíritu de que corran los mejores. Por otro, y más grave aún, la ‘okupacion’ de plazas ganadas por velocistas para tener un fondista adicional (debido a lo anterior) lo que es una burla a quienes han competido y no han podido clasificar para los Juegos. En este sentido, si que espero que haya reacciones inmediatas antes de que se publiquen los criterios de clasificación para Los Ángeles 2028.

Esta 'solución' se tomó en Tokio 1964 para decidir los finales,
porque no había tecnología. Facebook Nate Koch

En cuanto al aspecto normativo, hay dos pruebas que, por los comentarios que he recibido, merecen una reflexión. Por un lado, la eliminación, una prueba en la que es imprescindible tener controladas las irregularidades de todos y cada uno de los corredores por si son susceptibles de ser eliminados en lugar del que pasa el último por la línea de meta. Y no es fácil. Una decisión que no puede demorarse mucho, pero en el caso de ser errónea, causa un daño irreparable desde el momento que el ciclista tiene que abandonar la pista, ¿verdad Torres?

Y no ha sido por no llevar el ‘chivato’: eso sólo agiliza la salida del ciclista que se hace el despistado. La solución pasa por un mayor control de esos momentos claves antes del paso por meta. ¿Otro juez-arbitro adicional con otro punto de vista o simplemente más cámaras? Insisto, no puede ser que un ciclista se quede fuera si el daño que se causa con ello es irreparable.

Igualmente me llamó la atención la descalificación de Awang en el keirin, que él argumentó diciendo que la derny iba muy lenta. Sinceramente no lo creo, pero si me interesa la visión de algunas personas diciendo que debería ir más rápida, que se tendría que incrementar su velocidad para lanzar a los corredores. Posiblemente la idea es lo suficientemente interesante para merecer una reflexión.

Por último, y antes de que la UCI tome ‘una medida de las suyas’, habría que estudiar un poco más por qué se han incrementado las caídas, y que se puede hacer no para evitarlas, sino para que no trastoquen tanto el desarrollo o el desenlace de algunas pruebas.

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