Por mucho que, con nueve medallas, Francia haya sido la nación más laureada en el conjunto del ciclismo como deporte en los Juegos Olímpicos, y haya sido uno de los semilleros de la excelente cosecha francesa en París 2024 -el 20% de las medallas de oro, por ejemplo-, el desencanto por el resultado de la velocidad también es palpable, y más teniendo en cuenta que es la primera vez desde 1992 que no hay un trío francés en el podio de la velocidad por equipos, la prueba más significativa.
La dimisión de Herman Terryn, como responsable de la
velocidad en 2021, la promoción de Gregory Baugé a ese mismo puesto, el
deseo de Sébastien Vigier de trabajar con el técnico de promoción Alexandre
Prudhome en vez de hacerlo con ‘El Tigre’, la contratación de los
veteranos Gérard Quintyn como Felicia Ballanger como asesores, la negativa a
usar las Look P24 y retornar a las T20… todo ha sido una sucesión de gestos
que han mostrado una falta de sintonía entre la dirección y los pistards,
tachando a estos de egoístas y de falta de compromiso y de solidaridad entre
ellos, lo que les llevó a no asumir sus responsabilidades… hasta cuando ya
era demasiado tarde.
Sin embargo, son las dudas (o quizá desgraciadamente certezas) que se plantea el reportaje de Direct Velo el punto más interesante para la reflexión. En este caso, la situación tan precaria y de abandono de la
velocidad española no permite que en nuestro país puedan sacarse conclusiones
útiles del ejemplo francés como hicimos con los dos balances anteriores
de Alemania e Italia, salvo que hubiera una profunda reflexión sobre esta
disciplina, que parece poco probable con los gestores actuales.
Los velocistas franceses en acción. Foto: UCI Track |
Por si fuera poco, otro otra cuestión que apunta la web
francesa tras señalar que hay menos ciclistas licenciados en velocidad que
en una disciplina tan obsoleta y desconectada con la realidad social del siglo
XXI como el pentatlón moderno. ¿Cuál es el futuro de una disciplina con tan
pocos practicantes?
La pelota no está en el tejado de la FFC, sino en el de
la UCI ya que hay muy pocos países que no tengan de un modo u otro esta crisis,
o vayan a tenerla a corto o medio plazo. Por ello no se entiende en absoluto el veto para con DerbyWheel que, aunque estén y quieran estar fuera del entramado UCI,
será la mejor de las soluciones para que los velocistas tuvieran un calendario
completo. Y una forma de vida de la que carecen ahora en su gran mayoría,
aparte de las becas y ayudas estatales. Porque las disciplinas de la
velocidad son tan espectaculares que no se entiende que hayan llegado a este
declive, a esta ‘déringolade’.
Desgraciadamente no sólo la velocidad sino también la persecución por equipos son pruebas que carecen de ningún tipo de calendario serio, porque si queremos selecciones de alto nivel, ¿cómo las generamos? ¿Por generación espontánea ó gracia divina?
ResponderEliminarSi no se cuenta con los clubes, y se les apoya, seguiremos siendo campeones de la autocompasión.