Podmore, en la mente del trío de plata de la velocidad neozelandesa

Foto: UCI Track

Sin ninguna duda, una persona estaba en la mente de toda la delegación de Nueva Zelanda cuando ayer conseguía la medalla en la velocidad por equipos femenina: Olivia Podmore, la corredora que se dejó la vida poco después de Tokio, debido a la presión acumulada, y que originó una comisión de investigación con conclusiones categóricas: “Las medallas se priorizan sobre los atletas”.

Especialmente sensible estaba Shaane Fulton, una de sus mejores amigas, para la que tiene un recuerdo permanente en forma de tatuaje en su brazo izquierdo, con la silueta de las dos ciclistas abrazadas y el lema "Vive cada día como si fuera el último".

“Es muy especial tenerla en mi corazón. Y sé que está aquí con tanta gente en este momento”, para luego comentar sobre la medalla “una locura, uno de los mejores días de mi vida hasta ahora. Todo lo que hemos pasado ha sido por hoy”.

Foto: UCI Track

Una ciclista que ha sido clave en la recuperación del trío neozelandés por el que pocos apostaban, si quiera para clasificarse, a comienzo del ciclo de clasificación. Y es que la corredora de Nelson, como reflejábamos en nuestra serie Estrellas Olímpicas sufrió un calvario por culpa de su cadera, que le obligó a una complicada operación, que recuerda con una cajita en la que lleva los tornillos que le pusieron en la pelvis. Pero su regreso en el pasado Mundial de Glasgow supuso el punto de inflexión en las aspiraciones de las ‘kiwi’.

Pero no era la única que lo pasaba mal. Ellesse Andrews se rompía la clavícula en febrero y aunque los Juegos no peligraron en ningún momento para ella, no es precisamente agradable un contratiempo de este tipo en un año olímpico. “Siento que esta medalla representa mucho, es más de lo que cualquiera de nosotros puede expresar con palabras. Creo que representa a todos los que nos apoyan. Representa el talento, el impulso y la pasión que hemos puesto juntos".

Un equipo que completaba la ex piloto de BMX Rebecca Petch que hace casi dos años decidió renunciar a la disciplina en la que estuvo en Tokio por esta apuesta. “Solo por vivir esta medalla ha merecido la pena. Hemos tenido muchos altibajos, pero nos han hecho más fuertes como equipo. Ahora sabemos cómo manejar prácticamente todo lo que se nos presenta.”

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