Valente, de nuevo la mejor en el ómnium donde no dio ninguna opción

Podio del omnium femenino. Foto: UCI Track

Tal y como sucedió hace tres años en Izu, Jennifer Valente conseguía el triunfo en el ómnium que cerraba los Juegos Olímpicos de París, en lo que es el segundo oro de la californiana, tras el logrado en la persecución por equipos. Con un puntito de más por encima de todas las demás rivales, se iba a los 144 puntos, siendo la plata para Daria Pikulik, con 131, el bronce para Ally Wollaston, con 125, y el ‘chocolate’ para una Lotte Kopecky muy irregular, que tendrá que seguir esperando para obtener un gran triunfo en el ómnium. Claro que algunas otras de las favoritas estuvieron aún más desdibujadas.

Valente ya avisaba de sus intenciones al ganar el scratch después de los ataques de varias corredoras, por delante de Maggie Coles-Lyster y de Georgia Baker, y con un mal resultado de corredoras como Valentine Fortin -pese a atacar en solitario a mitad de prueba- o Neah Evans -por una caída que la dejó sin puntuar, así como de la propia Kopecky, decimoséptima. Tanto la francesa como la británica desaparecerían de la lucha, lo mismo que la japonesa Yumi Kajihara, todas ellas por encima del puesto 15 en la general final, o incluso la italiana Letizia Paternoster, decimotercera.

La escapada de la tempo con Valente, Barker y Pikulik. Foto: UCI Track

La carrera tempo estuvo marcada por dos escapadas. Por un lado, la inicial de la irlandesa Lara Gillespie saldada con 4 sprints y la vuelta ganada, totalizando 24 puntos, lo que le daría la victoria parcial; por otro, la que ocuparía el resto de la carrera, con reparto de puntos entre Valente, Pikulik y Baker y sin que ninguna otra corredora, salvo Brausse, sumase, lo que permitió recuperar posiciones a Kopecky al ser la más rápida del pelotón perseguidor.

La eliminación supuso el segundo triunfo de Valente, con Baker, Coles-Lyster y Kopecky en las siguientes posiciones. La norteamericana llegaba a la puntuación con un amplio colchón: 118 puntos, frente a los 108 de la australiana, que parecía una firme candidata al podio en ese momento, y los 96 de la canadiense. Aunque por detrás había un amplio grupo de corredoras dispuestas a cambiar el desenlace de la carrera gracias a alguna vuelta ganada.

Lo que no se podía esperar nadie es que Baker desapareciese sin sumar ni un solo punto en la prueba final, lo que le valdría bajar hasta la quinta plaza. O que Coles-Lyster apenas entrase en carrera, para descender hasta el noveno lugar.

Valente, celebrando su segundo oro. Foto: UCI Track

A Valente le valió con ganar el primer sprint y una vuelta en compañía de Dideriksen para ratificar su ‘status’ que le llevaría a la victoria final con 144 puntos. Pero por detrás había muchos intereses y las dos vueltas ganadas en determinadas fases de la carrera -de 18 en total que se lograron- por ciclistas como Pikulik, Wollaston y Kopecky las metieron de nuevo en la lucha por el podio. La neozelandesa se lanzó de cara al sprint final, siendo segunda, pero la polaca defendió la plata con el cuarto lugar en la llegada, y con la belga sin meterse en la batalla, por lo que no pudo pasar de la cuarta plaza.

"Probablemente mi respuesta será la misma que la de cualquiera: ganar una medalla de oro olímpica es el momento cumbre de mi carrera y de la de cualquiera. No hay nada mejor que esto", decía Valente, quien se refería a la puntuación como un momento peligroso. "Siempre tienes miedo a la posibilidad de que alguien pueda saltar en el último minuto y arrebatártelo. Las carreras en grupo pueden ser muy impredecibles”.

Y finalmente se refirió a su situación de especialista en pista, sin competir en carretera. “Soy corredora de pista antes que nada. Muchas de mis rivales son corredoras de ruta o de ciclocross. Pero a mi me gusta la pista porque es única, porque pasan muchas cosas”.

Clasificaciones

No hay comentarios:

Publicar un comentario