Lo que el futuro presidente del COI debe hacer por el ciclismo olímpico

De UNCTAD - Investing in Sports for SDGs,
CC BY-SA 2.0, wikipedia


Una de las noticias más destacadas de la semana ha sido la oficialización de los siete candidatos que aspiran a suceder a Thomas Bach al frente del Comité Olímpico Internacional su sesión plenaria de Grecia, prevista del 18 al 21 de marzo de 2025. Y entre ellos, dos nombres que nos interesan especialmente, el español Juan Antonio Samaranch jr. y el francés David Lappartient, dos candidatos cuya presencia era un secreto a voces.

No es fácil saber cuál va a ser el programa de ellos -ni de los otros cinco- ya que estas elecciones son unas de las más secretas, en las que no se puede hacer ningún tipo de campaña, salvo una presentación en enero al resto de los miembros del organismo. Tampoco es el objetivo de este post el presentar a los candidatos y sus méritos, sino simplemente pensar, incluso elucubrar, que es lo que pueden, más bien deben, hacer por el ciclismo desde el sillón presidencial del olímpico mundial.

Oír el nombre de Samaranch es asociarlo inmediatamente a Barcelona’92, como el hombre que propició que los Juegos Olímpicos recalaran por primera vez en nuestro país. 32 años más tarde, España sigue teniendo otro sueño olímpico incumplido, en esta ocasión en Madrid, una de las pocas grandes capitales europeas que no los han albergado.

Pero que nadie se engañe: Barcelona’92 supuso una oportunidad histórica para cambiar la Ciudad Condal y el Deporte español. Madrid (pongamos que 2040, que antes es imposible) no conllevaría esos cambios ya que estamos en una época en que se busca otro tipo de candidaturas más sostenibles (léase, económicas). Por ejemplo, desde la temática de este blog, sería más fácil que se llevara el ciclismo en pista fuera de Madrid a que se construyera un velódromo permanente en la capital.

Lappartient, en Tokio 2020. Foto: UCI

En cuanto a Lappartient, ya es conocida su filosofía de hacer del ciclismo uno de los referentes deportivos del siglo XXI… y desde la UCI lo está demostrando con muchas de sus actuaciones, aunque tenga numerosos críticos que piensan que es demasiado autocrático y que piensa más en la UCI que en los propios colectivos ciclistas.

En este sentido es conocido su sueño de conseguir que el ciclocross -y el cross atlético- entre en el programa de los Juegos Olímpicos de invierno, hasta ahora centrados exclusivamente en modalidades de hielo y nueve. Un evento que no estaría mal que se reconvirtiera y que permitiera otras modalidades con el fin de descargar el saturadísimo programa de verano.

Pero independientemente de este deseo, es absolutamente necesario que el ciclismo tenga un trato más justo en relación a los otros dos deportes estrella, atletismo y natación, que pueden aumentar sus pruebas sin que suceda nada, mientras que con las bicicletas cualquier aumento conlleva una disminución compensatoria, lo que ha alterado la esencia de numerosas pruebas, por ejemplo con esos mini-pelotones en carretera o BTT o la reducción de pistards hasta llegar a las ‘pintorescas’ situaciones vividas en París 2024. Y ya puestos a soñar, ¿por qué no pensar en la recuperación de disciplinas tradicionales como la persecución individual o la puntuación?

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