El 2 de septiembre de 1994, Miguel Indurain entraba en la historia del récord de la hora al establecer una nueva plusmarca, con 53,040. Y a pesar de la satisfacción por el éxito, pronto se comenzó a pensar que el navarro tendría que afrontarlo nuevamente. Primero porque pareció que se había quedado corto, que tenía en las piernas un registro mucho más amplio. Segundo, porque su gran rival Toni Rominger le arrebataba la plusmarca apenas mes ymedio después (53,832 km), mejorándola aún más el 5 de noviembre, cuando la disparó hasta los 55,291 kilómetros. Y tercero, teniendo en cuenta que el Mundial de 1995 se disputaba en Colombia, y ello posibilitaría afrontarlo en altitud, en las semanas siguientes, lo que le daba en teoría una ventaja competitiva.
La extrema delgadez de Indurain estos días se ve en esta imagen del X de Carlos Tigero, autor de 'La estela de Miguel en 101 imágenes' |
Muchas dudas sobre la sede hasta elegir Bogotá
Pero realmente estaba cansado de una temporada durísima y
si por él hubiera sido, habría dado por terminada la temporada, sobre todo
después de ese Mundial que supuso ese histórico doble-doblete del ciclismo
español, a cargo de Indurain y de Olano. Pero la maquinaria ya se había puesto en
marcha. Se barajaron numerosas sedes, desde el tradicional velódromo de
México, escenario de las marcas de Eddy Merckx o Francesco Moser,
hasta Quito -de moda en aquella época por el récord de Escuredo- o incluso
Bolivia. No obstante, se pensó que, dada la poca experiencia de Indurain en la
pista, lo mejor sería un velódromo largo, de 333,3 metros mejor que de 250,
como podía ser el de Cali. Y el Luis Carlos Galán de Bogotá, recien estrenado en el Mundial, era el que quedaba
más cerca.
Mundo Deportivo se volcó con el récord |
El 11 de octubre tuvo el primer contacto con la pista,
por espacio de tres horas entre calentamiento, series y descanso, y a una
hora muy tempranera, antes de las ocho de la mañana. No se tomaron en cuenta
los tiempos, sino ajustar la posición, los desarrollos y demás material, y comprobar
que el viento iba a ser el mayor enemigo de Indurain, por lo que no estaba tan
claro si se podrían usar ruedas lenticulares. Por ello, la empresa Postobón
se comprometió a colocar unos paneles publicitarios de 14 metros en la altura,
que en realidad no eran sino cortavientos.
El intento del día siguiente no fue especialmente satisfactorio. Se madrugó un poco más -a las seis y media- para evitar el viento, pero el rocío de la madrugada había dejado la pista impracticable, y cuando se pudo arrancar ya eran casi las nueve de la mañana… y el viento ya había hecho su aparición. Las referencias no fueron demasiado optimistas para Sabino Padilla, el preparador de Indurain y el ‘alma mater’ del intento. Echavarri mostraba más esperanza e Indurain se limitaba a decir que “no seré yo quien tome la decisión sobre si se hace o no”.
Finalmente, el ensayo del sábado 14 fue algo más favorable, aunque quizá demasiado intenso a sólo un día de la tentativa, que se confirmaba para el domingo, con la duda aún sobre si se usarían ruedas de bastones o lenticulares, y decidirse finalmente por el 62x14 (en Burdeos había usado el 59x14), que le obligaría a una cadencia de 100 pedaladas si quería superar la plusmarca de Rominger. Y nuevamente con Canal+ en directo, pagando una importante suma lo que le valió de argumento a aquellos que pensaban que el récord tenía un importante componente económico.
Lo que estaba claro era que habría que madrugar, ya que la
tentativa comenzaría a las seis de la mañana -lo que le suponía al ciclista
levantarse a las tres- con la esperanza de que el viento no apareciese. Desgraciadamente
duró 32 minutos y 8 segundos -aunque otras publicaciones hablan de 31’40”-, y
no la hora que se esperaba, cuando llevaba 28,666 km. recorridos a un
promedio de 53,525 km/h. y un retraso respecto a la progresión marcada por
Rominger de casi un minuto.
Las razones de un 'mal día'
Imagen del libro 'Nuestro ciclismo, por un equipo' |
Echavarri reconoció que quizá se habían equivocado al
optar por la altitud, y ahí entraron las discrepancias sobre las que hay
más rumores que información contrastada al cien por cien. Es cierto que su
director le propuso repetir unos días más tarde en Cali, cuando estaba en
la sesión de mansaje tras la intentona. Pero también que Indurain se cerró
en banda, porque quería regresar a casa, de donde llevaba fuera casi dos meses.
Y es que cuando decía no, era difícil que cambiase de opinión. Posiblemente
hubo bastante tensión, sin que se pudiera confirmar el portazo de Indurain
al abandonar la habituación. Pero es evidente que aquello marcó un antes y
un después en la relación del ciclista y sus directores. Y de estos con un
Padilla que también se oponía a ese intento inmediato, y que abandonó el equipo
a final de año, aunque seguiría siendo el preparador de Indurain.
No obstante, de cara a los medios se mantuvo más
diplomático, diciendo que “lo volveré a intentar antes de retirarme porque
la marca actual está a mi alcance y la que tengo es demasiado baja”. Desgraciadamente
no hubo dos sin tres.
PD: Como hice con el primer intento, me he basado en los
recortes de El Mundo Deportivo, que volvió a hacer un gran despliegue, esta vez
con Santi Durán, para la cobertura del récord… que no llegó a ser.
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