Blannin y Marcks, ganadores el pasado sábado de la 127ª edición. Foto: Con Chronis/AusCycling Track |
La clave está en ese hándicap que se aplica a los
corredores, y que no consta en ningún reglamento público, por lo que entendemos
tiene buena dosis de subjetividad por parte de los organizadores. Tan sólo
ciclistas de la talla de Liam Walsh, Graeme Frislie, Conor Leahy, Eiya
Hashimoto, Maeve Plouffe o Tsuyaka Uchino fueron colocados sobre la línea de
salida, es decir, ‘scratch’; el resto partían con una ventaja más o menos
acusada, que llegó a ser de hasta 245 metros en el caso de algunos
corredores, para una distancia total de 2.000 metros, y de 200 para las
corredoras más favorecidas, en este caso de cara a completar los 1.500 metros.
A partir de ese momento, no hay mucho espacio para el juego
táctico, aunque sí para dirimir entre las dos posibilidades básicas: salir a
tope e impedir que te alcancen o para coger cuanto antes a los rivales que
salieron antes, o no apretar a fondo para guardar fuerzas de cara a un sprint
final. El caso es que no resulta fácil ganar, o simplemente clasificarse, o
que se lo pregunten a Oliver Bleddyn, Frislie -vencedor en 2023- o Ceci Lee
Sze Wing, que no pudieron entrar en la final.
Por las características de este evento, pueden destacar
tanto fondistas como velocistas y la prueba es que, en los últimos años,
encontramos en el palmarés a esprinters como Mark French, Ben Kersten, Shane
Perkins o Jason Nibblet. Por el contrario, en la prueba femenina, que se
disputa desde 2011, tan sólo hallamos a Caitlin Ward, en 2013, ya que
cuando ganó Kristina Clonan aún era fondista.
Una de las ediciones del S. XIX Foto: AusCycling's Victorian History Archive. |
La prueba nació el 19 de noviembre de 1887 como consecuencia
de la llegada de las nuevas bicicletas que relevaron a los engorrosos
velocípedos, pero sobre todo de la alianza con el Melbourne Cricket
Ground que les proporcionó una pista de césped de 440 yardas sobre la que se
habilitó el circuito en el que las competiciones ciclistas fueron un éxito
de participación y de público, con más de 30.000 personas. De esta forma, nació
este nuevo ‘pique’, ya con el nombre de Austral Wheel Race, en una distancia
de dos millas, y cuyo premio no fue un piano de cola como muchas veces se ha
escrito sino un gabinete de nogal. En 1890 ya se establecieron los premios
en metálico, en una prueba en la que el interés de los fabricantes de
bicicletas fue decisivo, aunque hubo algunos problemas con las apuestas y las
descalificaciones.
La I Guerra Mundial fue un mazazo para la prueba
australiana, que no reapareció hasta 1923 y con un nuevo escenario, el Exhibition
Oval, construido ex profeso para la prueba, aunque alguna edición tuvo
lugar en el Motordrome, que no dejaba de ser un circuito casi redondo, diseñado
para motos y con unos peraltes extremadamente inclinados adaptados a la
velocidad de las motos y no de las bicicletas, en el que hubo varios
fallecidos, sobre todo espectadores. En
estos años, el discurrir bastante irregular, ya que en el palmarés encontramos dos
ediciones anuales, hasta tres en 1927, y un largo periodo -desde 1930 hasta
1936- sin celebrarse la prueba.
La histórica victoria de Patterson Foto: AusCycling's Victorian History Archive. |
En 1971 tocó cambiar de sede, por el cierre -y posterior
demolición- del velódromo olímpico, algo que se conoció con poca antelación,
y sin que existiera una alternativa al mismo nivel… salvo el velódromo del Club
Ciclista de Brunswick, que contaba con un elemento clave, iluminación. Eso sí,
en cuanto el Velódromo de Northcote instaló este elemento, la Austral Wheel
Race cambió nuevamente de sede, ya que este parecía más adecuado,
manteniéndose hasta el año 2000, aunque con algunas ediciones en ese periodo en
el de Coburg. En esos años encontramos el protagonismo del ‘europeo’ Danny
Clark, triple ganador y siempre desde cero (1977, 1986 y 1990), pero también de
Stephen Pate, que tiene el récord de victorias con cuatro, en 1988, 1991, 1993
y 1999, dos años en ‘scratch’ y otros dos, incluso saliendo más atrás.
Los dos velódromos cubiertos de Melbourne
El siglo XXI supone una etapa distinta en la historia de
nuestra prueba, ya que se comenzó a vender la idea de trasladarse por primera vez
a un velódromo cubierto… y Melbourne en pocos años construyó dos. Primero,
el conocido inicialmente como Vodafone Arena -sede de los Mundiales de 2004 y
2012-, y posteriormente bautizado Hisense Arena y ahora John Cain Arena, en el que el
ciclismo no es su uso principal. Y posteriormente, en 2004, el Joe Ciavola, al que todo el
mundo lo denomina DISC (Centro Deportivo Internacional Darebin), la
instalación en la que se ubica -y que fue construido sobre el antiguo velódromo
de Northcote-, y que tras cuatro ediciones entre 2011 y 2014, se ha
convertido en la sede de las cinco últimas.
Edmonson, con su tercer y último trofeo. Foto: AusCycling |
En el palmarés femenino, hay que mencionar a 'Netti' Edmonson, ganadora de las dos primeras ediciones (2011 y 2012) y posteriormente
en 2015, y siempre saliendo ‘scracth’, por delante de Georgia Baker, doble
vencedora en 2019 y 2023.
Casi toda la información histórica de este post está
tomada de la web oficial de la Austral WheelRace, en una completa serie
de Ray Bowles, en ocho interesantes capítulos.
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