Españoles por el mundo... del keirin (2): Villanueva pasó a ser 'Artomo'

De la primera participación española en el keirin japonés que tuvo como protagonista a David Cabrero en 1999, a las tres temporadas en las que intervino José Antonio Villanueva, en 2002, 2003 y 2004, hubo un cambio fundamental. Como ya adelantábamos, el keirin había pasado a ser un deporte olímpico. Pero también la velocidad por equipos, una prueba en la que pronto comenzaron a brillar los españoles.

“Comenzó a ser una prueba cada vez más importante para nosotros, que conseguimos la medalla de bronce en el Mundial del 2000 -nos cuenta ‘Villa’-, pero también nos interesábamos por el keirin y comenzamos a dejar el kilómetro de lado”. Los velocistas españoles comenzaron a ser tenidos en cuenta a nivel internacional… también para los reclutadores japoneses.

Con Dajka y Wolff en el podio del Mundial 2002. Foto: RM

Villanueva pronto despertó el interés y fue contratado para la edición de 2002, ratificando unos meses después que no se habían equivocado, ya que en el Mundial de Ballerup se proclamaba subcampeón del mundo.

Una oportunidad que el madrileño no quiso desaprovechar. “Aparte de que tenía muchas ganas de ir como experiencia, en estos tres meses podías ganar 70.000 u 80.000 euros, cuando mi beca anual por la medalla de plata era menor”. Tampoco tuvo que preocuparse de mucho. “Mandaron en contrato a la Federación, luego un billete de primera a casa, y desde que llegamos a Japón no tuvimos que preocuparnos de nada. Nos pusieron un traductor que estaba siempre con nosotros y a correr”.

Jens Fiedler, Laurent Gané, Craig McLean, René Wolff, Jobie Dajka, Jan Van Eijden o Theo Bos fueron algunos de sus compañeros. “Fiedler era el ‘capo’, se lo sabía todo, mientras que Gané era el más normal. Y me acuerdo también de Bos, que no debía tener ni veinte años, cuando empezaba. Con todos tenías un buen trato, aunque quedase alguna rencilla de alguna competición anterior”. En cuanto a la relación con los japoneses, “era más complicada, porque dependíamos del traductor y tenían otra mentalidad. Para ellos era como un trabajo, y muy bien pagado. Y además tenían un estatus de super estrellas, ya que llegaban en Mercedes o Ferraris y los veías con el Rolex en la muñeca”.

De todas formas, a ホセアントニオ ビラヌエバ no le costó mucho ganarse a los japoneses por su carácter. Y, además, sus rasgos asiáticos -su madre es filipina- y su forma de correr le llevaron a una curiosa comparación. “Había un corredor que se parecía muchísimo, que se metía por todos los lados, y era muy agresivo de su forma de correr. Se llamaba Artomo, y me comenzaron a llamar a mi así”. Y una leyenda como Koichi Nakano le dio algún consejo. "Me dijo que con mi inteligencia podría llegar lejos, pero que debía ser más frío”.

Con el maillot de la selección, pero con el inconfundible casco japonés.
Cedida JAV

Como ya contábamos, antes de nada, el paso por la escuela oficial. “Tuvimos que hacerlo todos los años, aunque no era lo mismo que los alumnos japoneses, que llevaban una disciplina militar. Aparte de explicarte las reglas, que son muy diferentes, te enseñan vídeos con errores, con cosas que no puedes hacer. Tienes que tener en cuenta que, si te sancionan en carrera, te quitan el premio de todo el fin de semana”.

También nos insistieron mucho en el comportamiento social -añade el madrileño-, en que no debíamos saludar a la gente, porque podía interpretarse mal por las apuestas. Y que también podíamos encontrarnos con gente que nos insultase o nos escupiese, porque habían apostado y perdido mucho dinero”.

Y de la residencia a las carreras. Según los datos de la web oficial, su debut se produjo el 8 de abril de 2022 en Ogaki, y en las tres temporadas que estuvo intervino en 48 torneos, 21 de la categoría F2 y 27 de la F1, de los que se adjudicó uno, en Kokura, con doce carreras ganadas y nueve segundos puestos.

“Todo está muy organizado, super controlado. No te cacheaban al llegar, pero casi casi. La clave es no tener comunicación con el exterior. Por ello llegabas el día antes, te dejaban una hora para entrenar y a la habitación”. Eso sí, antes de competir, en la rueda de prensa, tenías que decir “el desarrollo que ibas a llevar, aunque el día de la carrera hiciese viento o lloviese y la táctica que ibas a utilizar”. El más habitual “era entonces un 50x 14. Ahora meterán burradas, que ni nos las imaginamos”. Por cierto, la bicicleta la tuvo que traer de casa, “un cuadro de acero que me hizo Meliá, porque allí no te permiten otro tipo de bicicletas, con ruedas de radios, de las normales”.

‘Villa’ nos cuenta otro detalle relativo al material. “Si te caes y haces algo, te revisan si hay algún daño, aunque sea un raspón y te dicen que lo cambies, que lo tienes que comprar en la tienda que hay en el velódromo. O si ven que los tubulares están muy gastados, lo mismo. Y te podían costar 70 u 80 euros”.

En carrera. Cedida JAV

También había que gastarse en las protecciones. “Debajo del uniforme, que es muy sencillo para que te diferencien bien, llevabas una protección en la espalda y en las costillas, con coderas, aparte del casco que es tipo moto o los guantes. Parecías un jugador de rugby. Al principio te dejaban una muy sencilla, pero luego te la comprabas porque sabías que había un riesgo. Por ejemplo, McLean tuvo una caída, se rompió la clavícula y se tuvo que volver por no llevar las mejores protecciones”.

Y es que, “los japoneses eran maestros en saber cómo te podían hacer daño. Sabían cuando tenían que frenar, como bloquearte, o darte un cabezazo sin que se dieran cuenta. Cuando corríamos juntos los europeos, nos íbamos protegiendo entre nosotros. Pero cuando nos separaron, ya eran ellos los que controlaban todo. Y no les gustaba mucho que les ganásemos, aunque fuésemos mejores”.

Tras los tres años de experiencia, sabía que no habría continuidad. “O eras campeón del mundo o no tenías nada que hacer, ya no te volvían a llamar. Menos mal que luego llamaron a Escuredo. La pena es que no fuese ningún español más, porque es una experiencia de la que aprendes mucho en todos los sentidos”. Y además, “Japón me gustó mucho como país, todo tan limpio, tan ordenado, tan respetuoso. Cuando no teníamos competición y salíamos, éramos los únicos que hablábamos en los transportes, pero teníamos que seguir dando imagen”.

2 comentarios:

  1. Gracias por este artículo, y por permitirnos conocer un poco más a Villa
    Muy interesante!

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